Comenzamos el último día asistiendo a la clase de Alemán. Volvemos a comprobar que el profesorado imparte las clases de idiomas en su totalidad en la lengua correspondiente. Y con una fluidez increíble para ser entendida por el alumnado. En esta ocasión, la profesora repasa vocabulario y los alumnos contestan escribiendo las palabras en una pizarrita (creada con fundas multitaladros) que pueden borrar fácilmente usando un rotulador velleda.
Al inicio de la clase de Lengua checa, los alumnos nos han recibido de pie, como es costumbre en este país, y solo cuando la profesora les da permiso, se sientan para empezar la clase. Hemos tenido la suerte de contar con unos alumnos que nos iban traduciendo lo que hacía la profesora. Han respondido algunas preguntas sobre textos de la vida de Oscar Wilde y nos han contado que a lo largo del curso leen 12 novelas, que ellos mismos pueden elegir. Al final, hacen un examen con preguntas sobre las lecturas. Lo increíble es que la profesora lee todos los libros que sus estudiantes escogen para poder plantear las preguntas del examen. También coinciden con nuestro alumnado español en que no les gusta la sintaxis, porque, además, su idioma es muy difícil. Parece que no somos los únicos que enseñamos este tipo de contenidos.
Cogemos el autobús para pasar la tarde en Praga y despedirnos de esta preciosa ciudad. El tiempo nos va acompañando y empiezan a sobrarnos los abrigos, jerséis gordos, gorros y guantes que llenan nuestra maleta.
Un saludo desde Kladno,
Palma y Mª Carmen.
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